Hola Bischi-Lector!
La vida es una constante evolución en donde nos vemos sin querer pasando de una etapa a otra, de la misma manera en la que nos vemos pasando de capitulo o siendo mas radicales incluso, cambiando de libro totalmente.
Hoy os escribo desde el Prat de Llobregat, lugar donde resido actualmente junto a Carlos.
Hace ya mas de un año (de echo en unos meses harán casi dos) decidí vivir sola por primera vez, y no fue algo muy planeado, simplemente era el paso que tocaba dar. Ocurrió de tal forma que, de haberlo planeado no hubiera salido tan bien, me gusta creer que fue el destino quien lo decidió así.
Por aquel entonces llevaba prácticamente 4 años viviendo en una habitación de un piso compartido con otras personas. Por circunstancias «llamemos X» me vi obligada a irme de allí. Semanas antes estuve con un buen amigo ayudándole a pintar la casa y al trasladarse al que era su primer hogar viviendo solo lo envidié de mala manera, tanto que él casi me inducía a hacerlo yo también: -Va Montse, si yo puedo, tu también puedes.- al que le seguían una serie de alegatos totalmente irrebatibles. Tanto fue así que cuando me vi en la oportunidad, ya estaba buscando pisos por internet.
Nunca he sido muy buena ahorrando, y siempre he llevado tras de mi algunas deudas que me han impedido ahorrar, o simplemente administrarme bien, algo que desde hace bastantes meses parece que hago mejor (vamos aprendiendo). Me resultaba difícil la idea de pagar alquiler, mas facturas, mas todo ese largo etcétera que conlleva vivir sola, pero… a en aquella fecha, aun no sabía lo que era no arriesgarse, en ésta vida pocas cosas han sido las que me han dado miedo a hacer (menos hacer dietas, que lo conseguí una vez pero recaí).
Así fue, que me cité para ver un piso donde quien debía venir a mostrármelo no vino. Estaba terminando el mes de agosto cuando esto acontecía, y las inmobiliarias aun parecían estar recibiendo ofertas y organizándose, por lo que había poco que encontrar. Así fue hasta que un comercial de la inmobiliaria FAR me contestó a un anuncio al que le escribí. Su nombre era Ricard, y me mostró el piso en el cual no podría ni imaginar qué cosas viviría en el. Me contó la historia, de que era el primer año que no se iba de vacaciones y por suerte pudo enseñarme el piso, que me gustó muchísimo! Así que, puestos a seguir mirando mas, me lo quedaba, siempre he sido de corazonadas, y aquellas paredes, me habían hablado.
Pasaron pocos dias hasta que la propietaria al fin contestó, una chica joven que estaba embarazada y que se encontraba de crucero cuando Ricard trató de contactar con ella para organizar lo del piso.
En menos de una semana, yo ya estaba con las llaves en la mano, y con una mudanza que realizamos en un solo día gracias a una ayuda profesional de varios grandes amigos/as
Los primeros dias se resumen en: ayuda de mas amigos para pintar, el salón/cocina de verde con una barra americana de negro pizarra, una habitación rosa y la otra celeste. Cenas de inauguración, quedadas, grandes charlas, organización de muebles, limpieza, visitas al ikea, sacar cosas de cajas, descubrimientos nuevos y adaptación al medio en general hicieron de los primeros meses algo excepcional con una experiencia y un aprendizaje inigualable. Descubría la libertad en mayúsculas, LIBERTAD, de hacer lo que quería, cuando quería, como quería, ya fuera reorganizar los muebles y sus figuritas, cambiar las sabanas, fregar, poner lavadoras, comer, etc… descubrí un nuevo yo mas capaz de hacer cosas, aprendí a rechazar el miedo aunque hubieron días para todo, pero por suerte ¡jamas me robo nadie!
Fue en una de mis populares invitaciones a casa, que vinieron una pareja de amigos, Xavi y Anabel, a los que les confesé que me sentía en «el momento» de conocer a alguien y tener un romance, tenia la puertecita de mi corazón dispuesta a compartir mi vida con alguien, y conversando me dijeron que tenían a un amigo en la misma situación o similar, vivía en el Prat y se llamaba Carlos y bailaba salsa. Por alguna razón, busqué una excusa para escribirle interesada en frecuentar algún lugar para bailar y cuando me quise dar cuenta, estaba enviándole mensajes culpando a la luna llena de que era una noche perfecta para cenar.
A los pocos meses ya era inevitable hacer planes juntos, al poco de cumplir un año como pareja, ya decidimos compartir hogar, y así fue como comenzó la historia de «dejar un piso de alquiler» donde tanto he dado la lata en las redes sociales, teniendo grandes debates en comentarios en Facebook.
Aprendí mucho MUCHO MUCHO de aquella despedida de la que fue bautizada como la «Genius House«.
Durante el tiempo que vivi allí mi relación con la propietaria fue genial, cualquier cosa nos comunicábamos por whatsapp, arreglamos varias incidencias que allí sucedieron en mi estancia allí sin ningún problema ni discusión, incluso quedamos mas de una vez para contarnos cositas. Pero todo cambió el día que quedamos para firmar el papel conforme yo solicitaba dejar el piso con mas de un mes de antelación. Conversando le dije que a ver si a los nuevos inquilinos les gustaría el color de piso y ella me dijo que el piso tenía que quedar como se me entregó -Sorry, WHAT?! me quedé un poco en shock, ya que el tiempo, entre trabajo y vacaciones me quedaba un poco limitado para pintar el piso entero, y además ella jamás me mencionó que podía pintar siempre y cuando se quedara como estaba. Algo que parecía muy obvio para ella, para mi no lo era, así que me informé, leí y releí el contrato, contacté con abogados y finalmente, en la ambigüedad de que habían fotos adjuntas al contrato, lo pinté nuevamente con ayuda (sino hubiese sido imposible).
Fue una terapia de choque impresionante, dejaba literalmente mi casa, asesinaba literalmente las paredes de la Genius House cuyas paredes verdes habían protagonizado una gran serie de historias, usando como arma un rodillo de pintar de color blanco. Hicimos la entrega de llaves en la que insistí en que el piso fuese visto antes para que no hubieran problemas con la fianza. Solo encontró un problema con una ventana que ya estaba estropeada pero al parecer olvidé apuntar en la lista de desperfectos iniciales de la casa… por suerte se arregló con una llave allen. Como todo estaba correcto, escribimos un documento en la asesoría que firmaríamos las dos donde la fianza se me entregaría en menos de 10 días.
Los diez dias pasaron de sobras, y le escribí a la propietaria del piso para preguntar que pasaba, ya que no recibí el importe de la fianza, me respondió diciendo que aun no se la habían ingresado de la gestora (algo extraño ya que el gestor cuando fuimos a firmar la entrega de llaves, nos dijo que en un par de días ya se lo ingresaba a ella para que me lo ingresara). A los días de escribirle aquel mensaje, ella me escribió diciéndome que ya lo había recibido y que «mañana» me lo ingresaba. Minutos después de hacerme un ingreso inferior al que tocaba, recibo un mail que alegaba unos costes para arreglar el telefonillo de la casa ya que no funcionaba, y que ella cuando entregó el piso funcionaba… -Sorry, WHAT?!. Los desperfectos que habían en la casa cuando entré a vivir eran una lista de mas de 30 entradas… aprendí en ese momento que en éstas circunstancias, no se deben hacer arreglos de buena fe cuando están mal de serie… pero ya era tarde, no había escrito lo suficiente, ni lo había pedido en su momento, por lo cual… ya era algo tarde… también me remonté tiempo atrás donde deseé con todas mis fuerzas haberle escrito sobre la pintura del piso también… pero era tarde para todo eso.
Volví a ponerme en contacto con los abogados, hice consultas por internet, la llamé a ella, cancelé la cita del técnico de AUTA, incluso visité el Leroy Merlin para informarme del coste de la instalación de un telefonillo nuevo y si era muy complicada la sustitución de éste. Al parecer, ese tipo de reparaciones se solían hacer a nivel comunitario, así que tan solo me quedaba la prueba de los vecinos del bloque. Como ya no vivía allí, tuve que hacer varias visitas en aquel bloque donde casi nunca había nadie, hasta que finalmente pude hablar con todos (que eran solo dos, vaya…) cual sería mi sorpresa cuando me confirmaron que a ningún vecino le funciona el interfono, y todos experimentaban el mismo error que el que había en mi ex-domicilio, de echo, la visita fue aun mas reveladora. Resulta que la propietaria, no solo no había hablado con los vecinos para preguntar sobre la reparación del aparato a nivel comunitario, sino que tenia mas de un año de retrasos en el pago de la comunidad… Volví a contactar a los abogados tras la conversación que tuve con la presidenta del bloque y me aconsejaron enviar un «burofax» fue la primera vez que envié uno, lo hice a través de correos online y no pudo ser mas sencillo.
Tuve la tentación de escribirle para preguntarle si lo había recibido, pero me contuve. En el escrito, especificaba que solicitaba la devolución del importe retenido contra mi voluntad y sin acuerdo previo, y que si no me lo devolvía en el plazo mínimo de 5 días la denunciaría por lo penal. El envío lo efectué un lunes, y el viernes a medio día ya tenía en mi cuenta bancaria el dinero que me pertenecía.
Ahora, casi un mes después de todo aquello, cierro los ojos y siento en mi corazón cada momento, cada recuerdo allí vivido, me da lastima el trajico final ¿pero qué sería de una buena película sin un buen nudo antes del desenlace final?
Y aqui me encuentro ahora, frente al ordenador, viviendo una nueva etapa: «La Vida en Pareja» con un compañero que no puede ser mejor, una elección optima, la pieza de mi puzzle de cuento de hadas…
Con un montón de historias que comienzan con un… Erase una vez, en una casita verde llamada Genius House, donde habitaban paredes rosas, azules, espejos que iban desde los pies hasta el cielo, donde la música llegaba hasta el techo, donde bailé y me enamoré, a la que abandoné por viajar a Roma, por viajar a California, donde celebré mi 30 cumpleaños, donde convivieron conmigo varios amigos de paso, donde lloré y reí, donde dormí en una cama de 2×2 metros, donde dibujé en la pizarra de mi cocina, donde quemé dos campanas extractoras, donde adelgacé mas de 15 kg (que luego recuperé tristemente), donde comencé a ver Doctor Who, donde recibí cartas de todos los lugares del mundo…
Erase una vez una casita donde aprendí que es increíble la sensación de la soledad, que mas increíble es recibir vivisitas, que de todo se aprende, de que no hay suficientes lecciones, aprendí el poder de las palabras, del espacio… aprendí a organizar facturas, a organizarme.. y a tantas cosas que mas que un POST, tendría que escribir una novela, y todo para contar lo que sería la experiencia de la libertad en 1ª persona del «plural» Yo, yo misma y mi casita verde, la conocida «Genius House.