Comenzaba la cuenta atrás y aun tenia los nervios a flor de fiel.
La vida no suele dar muchas oportunidades para vivir sueños.
Cuando ésto ocurre, es inevitable sentirse como que nada es real.
Como estar dentro del país de las maravillas, pellizcarte y sentir el dolor.
…y aun así, seguir sin creerlo.
Así es como todo comenzó.
Salí de casa en tren rumbo al aeropuerto, Londres me esperaba y no sabia lo que me encontraría allí, tenía mucho que aprender y no tenía nada definido aun, era todo una sorpresa. Mi inglés iba y venia por momentos, sin saber cuando lo entendía y cuando no. Por suerte llevaba buenos guías, dos compañeros, que hicieron de mi estancia allí, algo mucho mas fácil!
Durante el vuelo me acompañó mi iPad mientras escribía la bitácora del viaje, donde contaba los kilómetros que nos quedaban y añadía sentimientos a todo lo que iba viviendo, y solamente estaba comenzando. Mi iPad2 recién comprado, fue un fiel compañero para conectarme a ratitos pequeños (debido a la ausencia de 3G) y poder ver el correo, facebook, twitter, etc, en una pantalla mas grande! a la vez descargaba feeds, para poder leer antes de dormir!
Pero dormir fue algo que sucedió mucho mas tarde de mi primera visita a Londres, donde la protagoniza fue mi visión a través de mi Nikon.
Fuimos afortunados, fueron días de calor, muchas personas de allá nos lo decían, el cielo estaba despejado, y la lluvia no tenía ninguna intención de presentarse ante nosotros. Eso fue un “Epic Win” en toda regla!
Llegamos al hotel, dejamos las cosas y nos fuimos rumbo a conocer Londres. Cámara en mano y el mapa preparado. Nuestra primera parada fue la Apple Store de Covent Garden! Allí nos comunicamos con la family a través de facetime e internet, tras un rato dando vueltas por el edificio, nos fuimos de camino a ver “London Eye” y el clásico reloj del “Big Ben“. Fotos y mas fotos, nos acompañaron mientras el sol se escondía regalándonos un precioso atardecer a nuestro paso.
Finalizamos la ruta en “Sushi Gaga” donde pasamos por el barrio chino y el Soho de Londres por la noche. Calles llenas de gente de todas las razas y culturas, toda la clase de idiomas nos rodeaban. Pero la noche terminó cual cenicienta, ya que nos quedaban dos días de madrugar, había trabajo que hacer. En mi estancia allí, me sorprendí gratamente, de como el oído se iba afinando a medida que avanzaban las horas. Fue una experiencia inolvidable, productiva e imposible de olvidar. Una vez mas sentí como la pieza del puzzle de mi vida, iba puliendo su forma encajando con las piezas que le rodeaban. Aquello no era una experiencia mas en la vida, era magia. Era… inolvidable, increíble, just amazing, awesome… indefinible.
Al tercer día, cuanto todo lo referente a trabajo terminó. Mis compañeros de viaje decidieron dejarme sola, y fue increíble!
Ahí estaba yo, dando lo mejor de mi inglés para comunicarme y tratar de ir desde la Apple Store de Covent Garden a la Apple store de Regen Street, que fue el lugar donde quedamos pasada una hora y media. Compré recuerdos, hice mas y mas fotos, pasé por un StarBucks, hasta me dio tiempo de perderme y encontrar un guía andaluz de los que te llevan en bici, que me indicó como llegar a pié, me resultó súper curioso!!!
Al fin llegué al cruce de Regent Street y caminé y caminé con el temor de pasarme la tienda, pero allí estaba con su bandera y su puerta inaccesible a no ser que seas una reina!
Me encantó la decoración de las calles, el tipo de gente que te encontrabas. Los ejecutivos agrupándose frente a los bares tomando cerveza. Las entradas de metro, los autobuses, los artistas callejeros, la manera en que miraba la gente (supongo que algo que ver tendría mi cara cual anuncio de compresas con la cámara en la mano)
Nos encontramos mas tarde con otros compañeros, y hicimos cierre y set del viaje con una cena épica en un thailandés donde nos los pasamos de lujo, un servicio excepcional junto a una comida suculenta!
Nos volvimos al hotel, a dormir, y al día siguiente, sábado, el aeropuerto de Londres nos esperaba para volver a la bella Barcelona, mi enamorada que nos esperaba con sus brazos abiertos.
Aun con el vaho de la ventanilla que dejaron Los Pirineos al pasar sobre ellos. Un espectáculo majestuoso ver las montañas nevadas, un cierre final, que coronaba un viaje que me dejó con ganas de más, con ganas de repetir. Y así será.
Londres, ésta solo ha sido la primera vez de muchas, o al menos… eso espero si la vida así me lo permite.
Y con ésto me despido, si no habéis visitado Londres aun… ¿a qué esperáis?
Un Bischi-Abrazo para todos!!!
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