No sé vosotros, pero a mi el recuerdo de Lina Morgan me traslada hacia mi niñez, a esas tardes en familia disfrutando de la tele sin mando a distancia mientras jugaba con las muñecas y junto a mis hermanas mi madre, y mi tía tití nos reuníamos en la sobremesa a ver sus películas.
Recuerdo películas como «La tonta del bote«, «Compuesta y sin novio» entre otras muchas series y películas mas; cuando todo era diferente cuando la vida no tenía dificultades y todo eran comodidades, en la visión de una niña.
Con el paso de los años y a medida que iba cumpliendo años, cuando Lina Morgan aparecía en la tele, en Cine de Barrio o en los programas de la tele donde actuaba su imagen volvía a traer todo ese recuerdo de calidez y risas en el salón.
Lina Morgan tenia magia, era mágica, y a mi me encantaba verla actuar. Era un mundo donde un niño podía descubrir como en alguien mayor podía seguir conservando la imagen de una niña y podía seguir siendo bromista y con un sentido tan cómico y tan personal y que gustaba tantísimo a los demás, la caracterización de sus labios y la manera en la que doblaba sus piernas «a lo Lina Morgan» ¿cuantas veces la habremos imitado?.
Ésta madrugada ella se ha despedido con 78 años de éste mundo, ha dejado de respirar el mismo aire que nosotros pero dejando impregnada su esencia en nuestros recuerdos con todas las muestras de amor y humor que nos ha regalado en su trayectoria.
Hoy las noticias hacen eco de su vida e internet y las redes sociales se llenan de artículos y de fotografías sobre ella, de como influenció su arte en nuestras vidas y de como de alguna manera sigue entre nosotros.
Merece todo eso y mas, porque su sonrisa brillaba, contagiaba.
Porque personas como ella son un ejemplo de que la vida es para disfrutar y para ser feliz con los que decidimos hacer con nuestra vida. Que hay que vivir sin complejos y sonreír. Que hay que agradecer que estamos aquí.
Así que María de los Ángeles López Segovia, nuestra Lina:
¡Gracias por vivir!
¡Gracias por venir!